REFLEXIÓN SOBRE ÉTICA PERIODÍSTICA (y II)

Por: Ángel Lesma

El periodista tiene que tratar la realidad social desde una doble perspectiva: como narrador objetivo de los hechos y como intérprete crítico de los acontecimientos de la vida pública, con espíritu de servicio a las necesidades y exigencias de los ciudadanos. El periodista debe sentir la necesidad moral de realizar su trabajo de acuerdo con unos requisitos de honestidad, fuera de toda sospecha.

El periodista no debe permitir que su información se cobije, subrepticiamente, bajo la bandera de la incitación o de la intencionalidad puesta al servicio de intereses personales. Distinguir entre un mensaje intencional y un mensaje no intencional, entre un mensaje incitativo y un mensaje informativo. La difusión de las informaciones debe realizarse con animo de objetividad y, por supuesto, con cierta interpretación de la realidad. La noticia es tanto mas noticia cuando mas fiel y exactamente reproduzca la realidad.

La comunicación de juicios u opiniones corresponde al mundo de lo opinable y la información, estrictamente determinada, pertenece al mundo de la noticiabilidad. Los periodistas difunden comentarios porque al público no le basta la narración escueta de los hechos. Necesita una interpretación que le ayude a ubicarlos, que le ahorre el esfuerzo de ver sus causas o consecuencias. Sin embargo deben obviar sus posturas personales cuando se trata de espacios informativos y no de opinión.

La información es la transmisión “objetiva” de hechos de la realidad y la opinión es la transmisión “subjetiva” de ideas o puntos de vista. Para respetara la libertad del receptor, hay que aspirar a que información y opinión aparezcan diferenciadas con nitidez, con claridad, en cualquier medio. Los medios son, habitualmente productores y transmisores de información. Pero hay desinformación cuando se adopta deliberadamente una postura manipuladora ante ciertos hechos concretos.

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